dissabte, 20 d’agost del 2011

Living el SUD

Nos habían avisado. Éramos conscientes de que esto iba a suceder. Sabíamos que todo iba a ser distinto. Ahora podemos decirlo: estamos viviendo el SUD.

En cualquier experiencia de cooperación existe un periodo de adaptación. En ciertos casos este periodo se alarga más de lo esperado. En otros apenas lo notas. Pero siempre hay un punto de inflexión que te hace darte cuenta de que todo lo que estás viviendo es real, de que cada minuto cuenta y de que lo que estás viviendo es impagable.

Llevamos días sintiéndonos lempitas. Nuestros proyectos en la microfinanciera El Roble y en la iniciativa Juventud Rural están empezando a tomar forma. A base de insistir y del esfuerzo constante parece que arrancaremos un poco de iniciativa en estas cooperativas. Gota a gota, sin presionar, pero siempre adelante. Le hemos encontrado el truco a la ducha a cazos, e incluso Marta ha reparado en el ahorro de agua que esto supone. Hemos cabalgado en caballos sin silla de montar. Comemos tamal para desayunar como si de nuestro bol con cereales se tratara y nos hemos hecho fans de la anona rosada. Pero sentirse lempitas no es aún vivir el SUD.

Quizás hemos empezado a vivir un poco el SUD cuando hemos empezado a comprender la dureza de realidad de este país. Cuando hemos comprendido que encontrar tres cadáveres en San Nicolás (en la misma carretera por la que cada mañana pasamos), es algo a lo que están acostumbrados. Cuando hemos escuchado tantas historias de la guerra ocurridas apenas 20 años atrás, vividas por todos aquellos que nos las explican, que sentimos el sufrimiento pasado. Cuando vives bajo ciertas condiciones, y sabes que aunque para ti sea temporal, es todo lo que ellos conocen. Quizás hemos empezado a vivir un poco el SUD cuando hemos empezado a comprender el espíritu de este país. Cuando los niños hacen un cometa con dos palos y una bolsa y se pasan la tarde jugando. Cuando una sonrisa sabes que es de felicidad verdadera. Cuando agradeces estar donde estás y poder vivir todo lo que estás viviendo.

Pero me he dado cuenta que vivir el SUD significa mucho más. Es extraño intentarlo plasmar en palabras, pero ayer por la noche, mientras mirábamos las estrellas desde el tejado de casa me di cuenta. Somos una mota de polvo dentro del universo. Aquello que nos diferencia del resto de motas de polvo son nuestras experiencias. Nuestro día a día y aquello que nos rodea es lo que nos hace ser quienes somos. El SUD nos permite reflexionar en cada instante sobre lo que nos ha llevado a ser quienes somos. Permite ser parte de otro mundo que apenas podíamos imaginar tan complejo. No es solo la cultura que nos rodea, son las historias de las personas con las que vivimos. Aprender a verlo todo desde otro angulo te da una perspectiva que espero saber aprovechar al volver a casa.

Y aunque seguimos viviendo momentos sorprendentes, espero poder captar la esencia de cada instante para seguir viviendo el SUD.

Un abrazo desde Papiol remoto!





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